Es la sensación más rara del mundo, de esas indescriptibles.
Cuando -todo- parece ser perfecto y te das cuenta de que - no- lo es.
Y seguís intentando que las cosas marchen sobre rieles cuando parecen andar sobre ellos,pero la piedra que se interpone en tu camino es más grande y poderosa. Y la odiás con todo tu ser y desearías que no exista.
Y desearías no pensar más en nada, en nada. Que nada altere tu estado de fantasía.
Fantasía. Imágenes que se entrecruzan en la cabeza y en el fondo son horribles y quisieras (siempre, ese maldito condicional de querer y no poder) que desaparezcan y que no sean reales.
La realidad se interpone y en ese momento se piensa en tercera persona. Al mirarlo con otros ojos, las cosas no parecen ser tan agrias. Los rechazos no parecen tan intensos, las palabras no duelen tanto, la imaginación afloja un poco.
