25.4.10

Aprendiendo

Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia
...entre sostener una mano y encadenar un alma, y uno
aprende que el amor no significa acostarse y una
compañía no significa seguridad, y uno empieza a aprender...
Que los besos no son contratos y los regalos no son
promesas, y uno empieza a aceptar sus derrotas con la
cabeza alta y los ojos abiertos, y uno aprende a
construir todos sus caminos en el hoy, porque el
terreno de mañana es demasiado inseguro para planes...
y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad.
Y después de un tiempo uno aprende que si es
demasiado, hasta el calor del sol quema. Así que uno
planta su propio jardín y decora su propia alma, en
lugar de esperar a que alguien le traiga flores.
Y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno
realmente es fuerte, que uno realmente vale, y uno
aprende. Y aprende... y con cada día aprende.
Con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te
ofrece un buen futuro significa que tarde o temprano
querrás volver a tu pasado.
Con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz de
amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte,
puede brindarte toda la felicidad que deseas.
Con el tiempo te das cuenta de que si estás al lado de
esa persona sólo por acompañar tu soledad,
irremediablemente acabarás no deseando volver a verla.

Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son
contados, y que el que no lucha por ellos tarde o
temprano se verá rodeado sólo de amistades falsas.
Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un
momento de ira pueden seguir lastimando a quien
heriste, durante toda la vida.
Con el tiempo aprendes que disculpar lo hace
cualquiera, pero perdonar es sólo de almas grandes.
Con el tiempo comprendes que aunque seas feliz con tus
amigos, algún día llorarás por aquellos que dejaste ir.
Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia
vivida con cada persona es irrepetible.
Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o
desprecia a un ser humano, tarde o temprano sufrirá
las mismas humillaciones o desprecios multiplicados al cuadrado.
Con el tiempo aprendes a construir todos tus caminos
en el hoy, porque el terreno del mañana es demasiado
incierto para hacer planes.
Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas o
forzarlas a que pasen ocasionará que al final no sean
como esperabas.
Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo
mejor no era el futuro, sino el momento que estabas
viviendo justo en ese instante.
Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que
están a tu lado, añorarás terriblemente a los que ayer
estaban contigo y ahora se han marchado.
Con el tiempo aprenderás que intentar perdonar o pedir
perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que
necesitas, decir que quieres ser amigo, ante una
tumba, ya no tiene sentido.
Pero desafortunadamente, solo con el tiempo...
Aprovecha tu tiempo, es muy escaso...


Jorge Luis Borges

22.4.10

Decir algo más

Uno tiene la capacidad de elegir, de decidir qué quiere hacer con su vida. La elección no es sencilla, nos cuesta tanto poder "elegir"... Si te elijo, es porque sé que sos bueno para mi, que me vas a hacer bien, que la decisión que tomé no fue en vano.
Caminamos por la vida sin un rumbo exacto. A pesar del contexto en el que nacimos y que nos rodea, somos libres; y esa libertad es la que nos mantiene vivos.
Si te elijo es porque creo en vos y en tu capacidad para convertir lo oscuro en algo positivo y lleno de color. ¿Por qué no podés entender que, con toda la libertad que me dio la vida, yo elijo, acepto quedarme acá, firme como una roca?
Aceptar. Que los otros también escogen y que son dueños del camino que pretenden seguir.
Si equivoqué el camino o las formas de llegar a vos, perdón. Una palabra puede curarlo, lo sé. Una palabra puede lograr que se borre aquello que no supe expresar de otra manera.
Pero una palabra puede también matarme, llenarme de dolor. Puede impedirme dormir o hacerme soñar las cosas más tristes del mundo.
Si tan sólo pudieras decir algo más...

17.4.10

Subterránea

El subte me inspira, me ilumina. Cuando bajo, paso a paso, los escalones de la interminable escalera y siento el calorcito que emerge desde la ciudad subterránea, ya me estoy inspirando.
Me divierte cruzarme con la gente que sale apurada de las profundidades; con cara de enojo, de sueño,de persona que está yendo a trabajar y no tiene ganas.
Los observo, siento que me observan. Están ahí...
Me cruzo a diario con una cantidad indescriptible de individuos que quizás nunca más en la vida vaya a ver, o quizás sí.
Escalón tras escalón los veo; puedo sentir su nerviosismo,su felicidad,la tranquilidad y las malas energías.
Ahí está, en lo más hondo de la ciudad, otra urbe distinta; con un aroma especial. No sé por qué nunca saco aquellos boletos que vienen de a diez o de a veinte...
Todos los días la misma rutina:
- Hola, uno por favor.
- Gracias...
Me doy media vuelta, a veces tengo que formar una fila. Me apuro porque percibo la vibración subterránea que producen los trenes y creo que el que se aproxima es el mío, pero no. Siempre es el del otro lado del andén...
Coloco rápidamente la tarjeta magnética, mirando el lado al que debe apuntar la flecha. La máquina me señala que mi saldo es de cero viajes, como era de esperar. Oigo un agudo ruidito, empujo con mi cuerpo el plateado molinete que gira, doy dos pasos, sigue girando y se asienta nuevamente en su posición inicial. Atrás mío espera un hombre de traje que ejecutará los mismos movimientos que yo, y al lado suyo una mujer canosa coloca sobre una pantalla otro tipo de tarjeta; una magnética, recargable.
Ahora sí, estoy adentro por completo. Huelo, no puedo dejar de oler. Miro las vías, desgastadas y oscuras, cargadas de historias. Sí, porque hasta una vía de tren está repleta de ellas.
Camino de un lado hacia el otro, apunto hacia el extremo opuesto del pasillo porque sé que subiéndome a los últimos vagones daré justo con la entrada de la combinación; y pienso en la cantidad de veces que oí relatos de suicidas empedernidos que decidieron regalar su vida al destino en aquella estación de subte.
Intento separarme de las líneas amarillas gracias al temor a que alguien intente empujarme al vacío cuando el tren se aproxima...
La gente del otro lado del andén camina hacia un lado y hacia el otro.Me gusta verlos, me inspiran. Pienso qué será de las vidas de aquellos seres atrapados en una cueva, al igual que yo, esperando un medio de transporte que marcha por debajo de la tierra y del sol.
Pienso que quizás estoy pensando demasiado, que debería dejar de pensar tanto, que lo mejor es ponerme los auriculares y escuchar música o tomar una revista del bolso y hojearla; pero en este instante advierto la cercanía de mi tren, el suelo comienza a temblar un poco... los que estaban sentados salen eyectados de sus asientos y se instalan justo en el límite entre la tan temida línea amarilla y la nada. El tren se aproxima a toda velocidad, les pasa por al lado y les vuela la cabeza.
Yo los sigo mirando, estoy invadida; distingo publicidades, colores, sonidos, olores, voces, viento, frío y calor. Gente en movimiento, despeinada.
Un grupo de chicas jóvenes se ríen, una universitaria con cara de cansada se arregla el pelo. El tren se detiene.
Me divierte cruzarme con la gente que sale apurada y apiñada de los subtes. Los observo, siento que me observan. Están ahí...

10.4.10

McCurry

http://stevemccurry.wordpress.com/ es el blog de un periodista norteamericano: Steve Mc Curry, autor del famoso retrato de una niña afgana de enormes y llamativos ojos verdes.


"La niña afgana" salió publicada en una edición de la revista National Geographic, en el año 1985.

(Atentado al WTC-Septiembre 2001)

(Fiesta "Holi"- India)
Desde 1980, el fotógrafo recorre el mundo, sobre todo ciertas zonas en las que logra retratar desde increíbles expresiones de rostros, hasta las lágrimas de un niño latinoamericano con un arma en la sien o la felicidad en las típicas fiestas de Oriente Medio.
Exposición: en el Centro Cultural Borges.

6.4.10

La ropa feliz

"La moda ha de mirar hacia el futuro y eso supone investigar nuevas formas, emplear nuevos materiales y en definitiva, crear"

Agatha Ruiz de la Prada es la hija de un arquitecto y de una aristócrata catalana, la mujer de un reconocido periodista español, la madre de Tristán Jerónimo y Cósima Olivia.
Se formó en la Escuela de Artes y Técnicas de Moda de Barcelona, y abrió su primera tienda en la madrileña calle Marqués de Riscal, en la cual expuso "Trajes pintados" por Enrique Vega.

Es una diseñadora loca. Es artista, futurista. A mi criterio, rompe con las estructuras de las pasarelas y colecciones internacionales para incorporar al mundo de la moda color, formas geométricas, texturas, alegría y vitalidad.
A los 50 años, se muestra como una mujer que le escapa a lo oscuro, viste "ropa feliz" y se enorgullece de eso. Crea ropa para jóvenes, para mujeres, hombres, niños y bebés; además de artículos para el hogar, relojes, perfumes, anteojos y un amplio espectro de productos repletos de luminosidad.
(Flores y corazones)

Crear, en el mundo actual, es una tarea difícil. Donde parece que todo ya fue creado, Agatha demostró que no hay nada de ello, que queda mucho por imaginar...

En el 2007 creó, junto con la española Vodafone los Sony Ericsson Z310i y Sony Ericsson Z520i, repletos de colores. Pero solamente se lanzaron 30.000 unidades (bastante económicas, por cierto) con la tecnología básica y diferentes diseños de carcasas.

Madrid. Fashion Week Otoño-Invierno 2010/2011