1.5.10

Los árboles

Hoy me desperté pensando en las hojas de los árboles cayendo lentamente, durante el otoño, dejándolos desnudos, vacíos. Pensé en lo que los pobres arbustos deben sufrir cuando ven caer a sus hojitas, aquellas a las que le dieron vida, a las que tuvieron que contener en la copa o en el tronco durante algunos meses.
Sospecho que en la vida de las personas, el mecanismo funciona igual. Vemos la caída de nuestras hojas, los momentos en los que nos quedamos solos o vacíos como sinónimos de dolor, de frustración, de tristeza, de fracaso. ¿Acaso la caída del follaje significa que el árbol morirá? No.
Al contrario, cada desprendimiento encarna el comienzo de una nueva etapa; los árboles no morirán, simplemente las hojas que deben caer caen... y vuelven a renacer.
Para los seres humanos, cada fracaso y cada quedarse despojado de "hojas" representa una caída. Es un momento crítico, en el cual lloramos hasta quedarnos sin lágrimas para luego de un tiempo darnos cuenta de que las hojas siempre vuelven a crecer... incluso más fuertes.
Cada crisis conlleva un nuevo amanecer, un nuevo despertar. Sí, crisis significa cambio; cada uno de esos cambios es positivo y deberíamos verlo como una demostración más de la sabiduría de la vida, a pesar de que, para ello, tengamos que dejar caer nuestras propias hojas.

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