16.5.10

Iba tarareando una canción de Diego Torres, "tú me enseñaaaaste que taaann simples son las coosas". Le gustaba el ritmo de la canción. Sí, una buena dosis de Diego Torres le venía bien, un poco de color esperanza, de quitarse los miedos sacarlos afuera.
Caminó unos metros más, necesitaba estar sola, respirar el aire frío de la ciudad. Quiso comprarse un libro que nunca encontró.
If you’re not the oneee,then why does my hand fit yours thiiiis way?
Era demasiado para ese domingo. No quería escuchar eso, sabía que él nunca se la iba a dedicar. Optó por cambiar la música nuevamente, pero cualquier canción iba a llegarle directo, directo, como una flecha en dirección justa y precisa, al corazón.
Y decidió apagar. Escuchar el ruido de la ciudad. Seguir caminando sola. Pensar. Rogar por dentro que todo pase. Aprender. Que el cielo se la lleve lejos, bien lejos... Escribir hasta que le sangren las manos y quedar en ese estado de por vida.
Es imposible.
Volvió a encender la música y se dejó llevar.
Era sólo cuestión de tiempo,
y todo va a volver a la normalidad.
(Y algún día, le va a dedicar la canción)

1 comentario:

  1. Una canción no alcanzaría. Podría dar mi vida por vos si fuera necesario. Te amo para siempre.

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